8.4.09

Mensajes cifrados (2): la clave URODINELAS


Como ya dije en la entrada anterior, siempre me interesaron los mensajes cifrados, la manera de escribir en forma secreta para que nadie pueda enterarse de lo escrito salvo que conozca la clave.
Una de las maneras más sencillas de cifrar un mensaje es ir sustituyendo cada letra por otra cosa, otra letra por ejemplo, o algún símbolo diferente. Se trata de definir una correspondencia biunívoca entre el conjunto de las letras de nuestro alfabeto y otro conjunto, que puede ser el de las propias letras, o un conjunto de símbolos o de números, etc.
Si la correspondencia es biunívoca quiere decir que a cada letra de nuestro alfabeto le corresponde una y sólo una letra o símbolo, y a letras distintas le corresponden símbolos distintos.
En la siguiente imagen se puede ver un esquema de un par de ruedas alfabéticas concéntricas. Una puede girar respecto a la otra. Según el giro, se establece una correspondencia biunívoca o biyectiva entre las letras del mensaje original y las letras del mensaje cifrado. Éste es uno de los métodos más sencillos y más antiguos de cifrar mensajes.
Este tipo de cifrado es fácil de descubrir y comprender siempre que el mensaje sea lo suficientemente largo, mediante una distribución estadística. Así es como Sherlock Holmes descifra los mensajes que aparecen en el relato de Arthur Conan Doyle, Los Hombrecitos Danzantes, y también es el método usado en El Escarabajo de Oro, de Edgar Allan Poe. Basta contar la frecuencia con la que aparece cada símbolo en el texto cifrado, e ir correspondiendo los símbolos más frecuentes del texto con las letras más frecuentes del idioma en que está escrito el mensaje, por ejemplo, en español podrían ser la E, la A, la O, la S, etc. (Visitar esta página para ver la frecuencia de aparición de letras en castellano)
Pero ¿qué pasaría si ciframos los mensajes haciendo una correspondencia que no sea biunívoca entre los conjuntos? Ahí empiezan las complicaciones, y el texto se va haciendo cada vez más difícil de descifrar.
Cuando era adolescente se me ocurrió buscar un cifrado que cumpliera ciertas condiciones: quería que fuera rebuscado, diferente del de las correspondencias biunívocas como los de los relatos mencionados anteriormente y por tanto muy difícil de descifrar para el profano; también que fuera muy sencillo de recordar, que bastara una clave fácil y que al cifrar el texto se hiciera de forma rápida; por último, que al leerlo no pareciera un mensaje cifrado, sino que pareciera un idioma diferente, que incluso se pudiera leer en voz alta.
Entonces diseñé la clave URODINELAS. Voy a explicar a continuación en qué consiste:
-Cada consonante se sustituirá por una sílaba de dos letras, la primera es la misma consonante, la segunda es una vocal, elegida a nuestro gusto, pues sólo es de relleno.
-Cada vocal se sustituye por una consonante. ¿Cuál? ¡Para eso está el nombre de la clave: URODINELAS, es decir, la U se sustituye por la R, la O por la D, la I por la N, la E por la L, la A por la S.
Así, por ejemplo, la palabra cifra se convertiría en canferes, o en confiras, o en cenfirus (las vocales introducidas son aleatorias). Si me dan una palabra cifrada: melnasisjal, es fácil de descifrar sabiendo la clave: me equivale a m, l equivale a e, na equivale a n, si equivale a s, s equivale a a, ja equivale a j, l equivale a e. Resultado: melnasisjal = mensaje.
Pongo algunos ejemplos más para que se vean las transformaciones:

flor = filadre
número = narmelrod
navegante = nisvalgasnatul
página = pesgonnes
ordenador = dredalnisdadra
calendario = caslalnidesrand
"La travesía del océano es larga" = "Les teresvalsons dalla dcilsned lsa lesrugos"

Otras propiedades de nuestra clave:
  • Las vocales intercaladas son aleatorias, ya que sólo sirven para distinguir a las consonantes de las auténticas vocales. A las consonantes le podemos añadir las vocales que queramos, e incluso podemos añadir diptongos. Así, por ejemplo flor se convierte en filadre, o foludra, o fiuladra o faladria. Todas estas palabras cifradas equivalen a flor.
  • Las vocales también se pueden añadir al principio de la palabra sin cambiar la traducción de la misma. Así, ofiladre también se descifraría como flor, o bien apesgonnes como página.
  • Sustituir la U por la R, la O por la D, la I por la N, la E por la L, la A por la S, como indica el nombre URODINELAS, es sólo una de las multiples posibilidades. Podemos, por ejemplo, cambiar la clave a AFIMETOVUG, y en esta clave, la A se sustituye por la F, la I por la M, la E por la T, la O por la V, la U por la G. Cada uno puede diseñarse una clave según el gusto. En esta última clave, flor sería filavre, y página sería pefgovnef, por ejemplo. Mi elección de URODINELAS fue simplemente para que en el cifrado salieran palabras no muy difíciles de pronunciar.
  • Da lo mismo decir clave URODINELAS, que clave ELASINUROD, o incluso NISALERUDO. El nombre de la clave da el cifrado de las vocales por consonantes diferentes, y cada consonante va emparejada con su vocal equivalente. También es lo mismo clave AFIMETOVUG que OVAFIMUGET, o incluso TEMIFAGUVO.
Propongo a los lectores que descifren el siguiente texto, una cita de Pappus de Alejandría, matemático del siglo III y IV d. de C.:
LASSIE OSBELJOSSA, ILNO VINRETIERDO DOL URNAS CANLRUTIAS INNETORNCANDNA GOLDMELTERINCAS, SASBIALNA QUERL ALLIO HELXISGUDNAD ELSUO MASYODRO QUORL ILLA CORIORSDERESDOD YI QUERL PADDERAS CIDNETELNALRIO MUSSA MINLLIA CEADNA ALLO MAINSEMAD GASSETAD DIAL MASTUELRANSLIA.

2 comentarios:

Unknown dijo...

"Las abejas en virtud de una cierta intuición geometrica,saben que el hexagono es mayor que el cuadrado y que podrá contener más miel con el mismo material."

Unknown dijo...

Bom erdueqyo ko ge kofqacol?